¿Atrévete o esperas a que la vida te empuje?
Les compartimos un relato de la triatleta y TV Host, Erika Kaiser, sobre cómo encontró su zona de confort. Escrito y narrado a través de sus propias palabras.
Me gustaría que en los colegios, en casa, en las clases extra escolares, además de enseñarnos los colores, las multiplicaciones y la tabla periódica, nos enseñaran la importancia de creer en nosotros mismos. Nos inculcaran el importantísimo hábito de agradecer, de valorarnos y que no pasa nada si nos equivocamos, al contrario, ganamos aprendizaje. Pero sobre todo el poder vernos al espejo y reconocer que ese reflejo muestra a la persona MÁS IMPORTANTE de nuestra vida.
Empezar a VIVIR siendo tú mismo y haciendo lo “imposible”
¿Por qué tenemos que esperar a sufrir un trauma, una crisis, una enfermedad, una pérdida o cualquier tipo de situación “desconocida e incómoda” para comenzar a vernos como realmente somos? Aceptándonos y trabajando en todo lo que conlleva encontrar paz con uno mismo para finalmente empezar a VIVIR siendo tú mismo y haciendo lo “imposible”.
#ErikaQuiereVivir: una de las campañas de crowfunding más exitosas de Fondeadora en México
Mi doctor se paró frente a mí y me dijo: “Erika tienes lupus e insuficiencia renal, te quedan dos meses de vida”. Normalmente escuchamos el típico “TE VAS A MORIR” en películas y novelas, pero jamás te planteas escucharlo en la vida real y menos a los 20 años. Puedo contarte la película entera desde quimioterapias sumamente desgastantes, cambios de alimentación, pérdidas de personas que no pudieron con este tema, la complicada situación de no tener un seguro que cubra los gastos médicos, pero dentro de la misma narrativa te puedo contar que recibí el regalo más bonito del mundo (el riñón de mi amiga Gaby), que hubo mucha gente que ni me conocía y me ayudó a formar #ErikaQuiereVivir, una de las campañas de crowfunding más exitosas de Fondeadora en México, y que actualmente tengo dos medallas en los World Transplant Games en la categoría de triatlón.
¿En cuál de las 4 zonas habré estado? ¿En una de Zona de Confort?
Te aseguro que si hubiera optado por creer que los doctores tienen la última palabra y que mi vida dependía de un diagnóstico no estaría aquí. Lo más fácil hubiera sido CREER 100% en la siguiente afirmación “me quedan dos meses vida”. Era lo “conocido, lo seguro, un hecho, un fact después de recibir dichas noticias”. Digamos que me quedé en una ZONA DE CONFORT donde ya no me quedaba más que hacer, solo esperar que pasaran dos meses para morir. Es una realidad que tenía un padecimiento, que mis análisis indicaban algo inestable y que el tiempo seguía corriendo. Eso no iba a cambiar por arte de magia, pero el cómo reaccioné sí estaba en mis manos.
Había 2 escenarios claros para mí:
Ser una muñeca dentro de una cajita de cristal sin consumir alimentos con sodio, sin estar expuesta a rayos ultrasolares (el lupus se activa con el sol). Por supuesto, una cajita que me protegiera de cualquier emoción fuerte como tener un novio que me rompa el corazón.
Ser Erika y vivir el tiempo que me quedara de la mejor forma, que para mí era: hacer lo que yo quisiera. Saliendo totalmente de mi zona de confort, sin saber lo que me esperaba y lo que podía suceder.
Creo que ya sabes qué escenario elegí.
Zona de control: De dos meses pasamos a un año
Empecé solo en mi mente cada vez que hablaba con alguien yo planteaba un año, lo verbalizas y de repente mi familia también verbalizaba “un año”. Hice un trato con mis papás donde me dijeron: “Erika, por favor un año apégate al tratamiento que te dan los doctores, ya después haces lo que quieras. ¿Te das cuenta que de dos meses pasamos a un año?”
Así de fuerte es todo lo que te dices y te repites a ti mismo. Ese momento podríamos llamarle “ZONA DE CONTROL” donde mi rutina era muy importante, tomar las medicinas a la misma hora, asistir a cada una de mis citas y análisis al hospital, incluso anotar todo lo que comía, contar calorías y grupos de alimentos para no salirme de la dieta correspondiente. Aquí aprendí a priorizar, solamente tenía cierto nivel de energía durante el día, y tenía que decidir en qué la iba a utilizar. Reloj en mano, instrucciones al pie de la letra y cumplir con el acuerdo de mis papás. Festejando pequeños logros como en lugar de poder subir solo 3 escalones y tener que descansar 5 minutos, subía 7 de jalón y sólo descansaba 2 minutos.
Obviamente festejaba cuando mis análisis salían mejor y ahora sí podía comerme un plátano porque el potasio había disminuido en la sangre. Tal vez suena muy simple, pero no te puedes imaginar lo que significaba en ese momento para mí y lo agradecida que me sentía.
Conforme pasa el tiempo me doy cuenta que uno de los factores más importantes para mi salud es mi estado emocional, entre más contenta y relajada estuviera, mis análisis mejoraban. Tenía más energía y comía mejor. En el momento que involucré verdaderamente el ¿cómo funcionan los medicamentos?, ¿qué vitaminas aportan ciertos alimentos?, ¿qué efectos secundarios tienen los tratamientos inmunosupresores?, fue cuando entendí cómo se relaciona la salud mental con la salud física.
Zona de posibilidades: La autohemoterapia
Empecé a estudiar, a pedir papers médicos a los doctores, investigar y a tener mucha más información sobre lo que le pasaba a mi cuerpo y como podía curarlo. Mi ZONA DE POSIBILIDADES, tratando con cosas nuevas y obteniendo información de todos lados. Siempre cuidándome, pero ahora con información más precisa para hacerlo mucho mejor. He estudiado tanto sobre mi padecimiento que algunos doctores piensan que soy médico.
La autohemoterapia es un ejemplo claro de la zona de posibilidades. Decido probar este tratamiento alternativo que estimula tu sistema inmunológico a partir de tu propia sangre. No sabía sí iba a funcionar, además iba disminuyendo otros medicamentos para que funcionara mejor dicho tratamiento. Dentro de la zona de posibilidades siempre hay riesgos, pero para mí había mucho que ganar. Así que valía la pena probar. Y una vez más: la gran importancia de lo que creemos. Le puse mucho significado a ese tratamiento y a mí me funcionó al máximo.
Estudiar sobre lo que pensamos, lo que sentimos, identificar nuestras emociones y trabajarlas, han sido elementos fundamentales en todo mi proceso. Tanto físico como emocional.
El momento estrella “el trasplante de riñón”
Hace 4 años recibí el regalo más bonito del mundo, el riñón de mi amiga Gaby. Mi mayor ZONA DE POSIBILIDAD, vamos a por todo, pero con un plan muy cuidadoso y mucha disciplina. El protocolo que hay que seguir es totalmente necesario para llegar en las mejores condiciones al momento estrella “el trasplante de riñón”. Todas las especialidades desde cardiología, gastroenterología, psiquiatría hasta odontología tenía que revisar a ambos pacientes, en este caso a Gaby quien es la donadora y a mi que soy receptora del órgano. Después de muchos análisis de ver que todo estaba bien se pudo llevar a cabo el trasplante. Dan luz verde. Esto lleva mucho tiempo y energía, pero es la mejor manera de cuidarnos y de tratar de que se logré un trasplante exitoso.
Recibir un riñón significó volver a vivir y ser una persona sana, ahora tengo que cuidarlo. Pasó lo mismo después de la cirugía, empezar a comer bien, dormir las horas que me corresponden, hacer ejercicio, pero más importante cuidar lo que pienso, todo lo que me digo al espejo, ser agradecida. Todas las cosas increíbles que encuentras dentro de la zona de posibilidad requieren tu entrega y disciplina.
Zona de Magia: campeona en triatlón
ZONA MÁGICA, después de tener 2 meses de vida, pasar tratamientos muy agresivos como quimioterapia, hemodiálisis, gente que no pudo con el tema y se fue de mi vida. Tantas cosas que pasaron que parecieran lo “peor del mundo”, se convirtieron en lo mejor que me sucedió. Todo eso trajo cosas maravillosas a mi vida, conocer el acto de amor más grande que es la donación de órganos, #ErikaQuiereVivir, aprender a cuidarme y a quererme, a aplaudirme y reconocer lo que he hecho por vivir, personas que me han ayudado y acompañado en todo este proceso haciéndome sentir muy bendecida y querida.
Un día me invitaron a los Juegos Mundiales para Trasplantados, ¿los qué? … SÍ, te lo vuelvo a escribir aquí: JUEGOS MUNDIALES PARA TRASPLANTADOS.
Al igual que tú, nunca había escuchado de eso, son competencias a nivel olímpico para personas con diferentes trasplantes. Sinceramente yo quería estar ahí porque quería conocer a todas esas personas que habían pasado por lo mismo que yo. Me preparé en dos meses, nadando, comiendo, durmiendo, corriendo, nadando de nuevo, corriendo, bici, dormir, comer, dormir, nada.
Nunca me imaginé que iba a ganar una medalla en triatlón, más que la medalla, lo mejor que me llevo es el poder compartir historias maravillosas de todos esos atletas que han luchado por seguir vivos y que disfrutan de una segunda oportunidad de vida a tope. Saliendo constantemente de su zona de confort, dando lo mejor de sí a pesar de vivir con una condición de trasplante.
Tras experimentar esas vivencias, ¿qué es lo peor que podría pasar?, lánzate a salir de tu zona de confort y vive. No esperes a un padecimiento, a una pérdida, a un fracaso, siempre aprendemos de nuestros errores que nos hacen más fuertes.
Saber que siempre podemos más, que si está en nuestra vida es para algo. Yo volvería a escoger todo, mi lupus, la hemodiálisis, el miedo, todo. Hoy soy quién soy gracias a eso. TÚ TAMBIÉN PUEDES… Atrévete.
#CuídateConLoQuePiensas